Frédéric Chopin compuso su cuarta balada, op. 52, en 1842 en París. Se lo dedicó a la baronesa Rothschild, quien lo invitó a tocar en su residencia y lo presentó a la aristocracia parisina. Según Schumann, esta balada se inspiró en el poema de Mickiewicz 'Los tres Budrys'. Se puede decir que Chopin fue el creador de la balada como género distinto, inspirando a muchos músicos (como Liszt y Brahms) a escribir sus propias baladas. Aunque las piezas parecen ser completamente diferentes entre sí, los analistas han demostrado que las Baladas comparten una serie de rasgos, como una reexposición en espejo (donde se invierte el orden del primer y segundo tema) y el llamado compás de balada (un 6 /8 o 6/4 metros). Una característica distintiva de esta balada es su carácter contrapuntístico, que la distingue de las demás. De los cuatro, muchos pianistas lo consideran el más difícil, técnica y musicalmente.
